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domingo, 2 de enero de 2011

¡Atrévete!

¡Hola a todos!

En primer lugar, espero que hayáis disfrutado estos días. Y, sobre todo, os deseo lo mejor para este año recién estrenado.

Son muchas las sensaciones que he tenido durante estas últimas semanas. Y van intensificándose todas ellas mientras avanzan los días. 
Por un lado, la ilusión de cumplir un sueño.
El cansancio.
La angustia, la tensión y el mal humor, que me convierten en la persona más irritable del mundo y, al mismo tiempo, en la más necesitada de mimos.
Los arrepentimientos y lamentos del tipo "por qué no habré sido capaz de aprovechar más estos meses." 
El agradecimiento a todos los que de un modo u otro han estado cuidando de mí, apoyándome desde cerca y desde lejos, acordándose, rezando por mí... Ese también es un sentimiento muy importante. Aunque, al mismo tiempo, conlleva una especie de "carga" ya que, por otro lado, no puedo evitar sentir cierto temor a decepcionarlos a todos. Porque para algunos supondría una gran alegría mi aprobado. Para mis padres, evidentemente. Pero para mi novio, sin ir más lejos, cada día de oposición supone también un sacrificio, aunque lo haga a gusto y me apoye de todo corazón. Y hay muchas personas que  me quieren, que se preocupan y que de verdad confían en que va a ir bien.
El miedo al fracaso también está ahí. Aunque no es miedo a un "fracaso vital" o algo así. Al contrario. Si hay algo que me mantiene contenta y con algo de tranquilidad es SABER que, de verdad, mi felicidad no depende de este examen. Que mi vida va a seguir adelante igual. Que tengo mil motivos para estar contenta. Y que 2011 va a ser, como muchos sabéis, un año muy especial para mí. Salga como salga esto. Y no es que piense abandonar si no apruebo este examen: al contrario. Ahora mismo tengo claro que, aunque saliera mal, no podría tirar la toalla porque me siento capaz de conseguirlo. Más que en mucho tiempo. Pero si, aun volviendo a intentarlo, volviese a fracasar, evidentemente, me dolería. Pero sé que podría ser igualmente feliz.

Aunque parezca mentira y sea mucho menos importante, más que ese miedo al fracaso es más intenso el miedo visceral. El miedo a la angustia que se vive en el Supremo... a las horas previas, al examen... A todo lo que ya os he dicho en otras ocasiones. Y es que, una vez más, iré a Madrid con el programa peor de lo que querría. Con temas que casi seguro no me va a dar tiempo a volver a mirar de aquí al examen, que no me repaso desde la edad de piedra y que, si salen, no podría decir de ellos más que los títulos de los epígrafes. Son temas de "con la venia, me retiro". Otros los llevaré cogidos con alfileres...  Y sé que, desde fuera, habrá muchos que no lo entenderéis. ¿Cómo puede haber temas que, si salen, significan "adiós y buenas tardes" después de casi siete años en esto? No me voy a poner a explicarlo,  pero sé que la mayoría de los que estáis en la brecha lo entendéis perfectamente. Habrá quien piense que es para darme de bofetones. Pero, tranquilos, que de eso ya me encargo yo y no hace falta que me lo recuerde nadie :)

Sin embargo, el no llevar el programa como a mí me gustaría no significa ni mucho menos que vaya a salir mal. Como siempre dice mi novio, "con que te sepas cinco temas, puedes aprobar". Y, desde luego, los cinco temas sí que los supero... :)  Puedo tener muy mala suerte y, a menudo, Murphy suele jugárnosla en este tipo de situaciones. Los temas de la lista negra están ahí y pueden salir. Y ltambién los temas que van cogidos con alfileres. Pero también están ahí esos otros temas, que son muchos, que sabría recitar de memoria aun estando dormida. 

Sé que, a pesar de todos esos temas, tengo probabilidades de aprobar y tengo que luchar por ellas. Dar todo lo que pueda hasta el final, porque cada tema que repasas puede salir. Luchar hasta el último momento. Y el último momento es aquel en que el presidente te invita a retirarte o aquel en que terminan los 60 minutos de examen, después de cantados los 5 temas, y sales fuera de la sala a esperar el "veredicto". No antes. No puedo rendirme antes ni dejarme apabullar por el tiempo que se me echa encima. Es necesario esforzarse hasta ese último momento en que tienes ganas de salir corriendo del Tribunal Supremo. 

Por cierto: mi amiga y compañera Luisa me ha regalado un bote de pegamento para pegarme a la silla una vez empiece el examen y no levantarme hasta el final. Así que no puedo fallarle :) Me he comprometido con mucha gente que me quiere pero, sobre todo, me he comprometido conmigo misma a que, bajo ningún concepto dejaré que el miedo me atenace. No me retiraré aunque todos los temas que salgan sean temas "cogidos con alfileres". Si me "atasco" en un tema, haré lo posible por "desatascarme", por seguir adelante, saliendo por peteneras si hace falta, saltando al punto siguiente o como sea. Pero me he comprometido a poner toda la carne en el asador en el momento del examen. A no tener miedo y ejercer mi derecho a hablar ante esos nueve señores durante sesenta minutos. Y si no les gusta, que me lo digan y me levanten ellos. Pero, si he de dar algun paso, esta vez será hacia delante. 

No dejéis de ver el vídeo que os dejo al final de la entrada.  Me encanta y, aunque parezca mentira, por lo mucho que me enrollo, es el motivo principal de mi entrada. Una amiga me lo envió hace unos días (dando completamente en el clavo), especialmente dedicado a mí. Desde entonces lo he visto varias veces y lo he tenido presente en muchas ocasiones. Sobre todo, el momento final... Ése en que se pone de manifiesto no sólo que hay que ser valiente sino que nuestros miedos, cuando nos enfrentamos a ellos y les plantamos cara, terminan evaporándose. 

Ojalá haya un poco de suerte porque, por mi parte, estoy decidida a ir a por todas.

Cuando haya noticias, las tendréis, pero no será antes del miércoles o jueves después de Reyes.

Entre tanto, ¡feliz Año Nuevo a todos! Y que os traigan muchas cosas los Reyes Magos.

¡Un abrazo y ánimo a todos los que os examináis a partir del día 10!



domingo, 19 de diciembre de 2010

¡Feliz Navidad!


¡Hola a todos!

Acabo de revisarme el planning de la semana y una vez más, me ha entrado el agobio. ¡No llego! Y poco tiempo queda ya para poder remediarlo, por mucha caña que meta... Pero no era eso de lo que quería yo hablar. Vuelvo a empezar.

Ejem...

Acabo de revisarme el planning de la semana y, aunque parezca mentira, acabo de darme cuenta de que esta semana que empieza es la semana de Navidad. ¡Quién lo iba a decir!
La Navidad es una época que no deja indiferente prácticamente a nadie.



Incluso para quienes es menos importante el aspecto espiritual de estos días, la Navidad puede ser una época excepcionalmente alegre y un momento para disfrutar de la familia y de unos días de fiesta verdaderamente especiales. Si hay niños cerca, se respira, incluso, algo de magia.

Hay, sin embargo, quien, sencillamente, detesta la Navidad. Quien se pone de los nervios desde el momento en que empieza a oir los primeros villancicos o a ver los primeros adornos de Navidad en las tiendas. Se agobia de pensar en el ajetreo de esos días, con todo el mundo de acá para allá, comprando regalos y organizando comidas y reuniones familiares que no siempre apetecen mucho.

Hay personas para las que, sencillamente, no es Navidad, porque viven en condiciones tales que no importa si es septiembre, junio o diciembre. Viven solas o necesitadas la mayor parte del año. Y las cosas no cambian porque sea 24 de diciembre.
Por otra parte, hay también muchas personas que lo pasan verdaderamente mal cuando ven aproximarse estas fechas. Les encantaría "saltárselas". Que el calendario avanzase más rápido durante el mes de diciembre. Y no por falta de espíritu navideño. Sino porque echan en falta a seres queridos que ya no están, y más durante estos días que solían compartir con ellos. Hay gente a la que estos días le ponen triste porque están lejos de casa, porque están solos o porque, por una cosa o por otra, recuerdan épocas pasadas en que la Navidad era para ellos un momento especialmente alegre, de vivir en familia, de compartir, de regalar, de cantar. Y hoy no  queda nada de eso.

A mí, personalmente, siempre me ha encantado la Navidad. Siempre la hemos vivido muy intensamente en mi familia. Hay aspectos que, lo reconozco, no me gustan mucho. Sobre todo, la forma en que los comercios empiezan a darnos la tabarra diciéndonos que "Ya es Navidad..." casi desde el mes de octubre. Pero la verdad es que la Navidad es una época que me encanta

Este año, sin embargo, van a ser unas Navidades un poco raras. Mi única participación en las fiestas propiamente dichas será cenar en casa, en familia, en Nochebuena. Eso sí, éste será el primer año que no estaremos todos, porque mi hermana tiene que estar fuera ese día. Pero, para mí personalmente, como sabéis, estas Navidades son "especiales" porque, sencillamente, me propuse desde hace mucho conseguir no enterarme de la Navidad. He evitado durante estos días hacer lo que normalmente hubiera hecho (aparte de que, aunque hubiera querido, no hubiera tenido tiempo). Y es que, desde hace meses tengo en mi cabeza la asociación de ideas Navidad-Examen. Y, sé que sonará exagerado, pero cada vez que he pasado por delante de un escaparate adornado casi prefería no mirar y pensaba "si es que mira que exageran, con lo que falta todavía para Navidad..."  ¡Pero ahora ya está aquí! :)  


Sé que parece que me haya convertido en el Grinch, pero es temporal y por causas más que justificadas, creo yo. Además, dentro de lo que cabe, intentaré disfrutar de esa mínima participación navideña que me espera la noche del 24. A fin de cuentas, es Nochebuena y, puesto que voy a dejar de estudiar algo más pronto de lo habitual, disfrutaré de mi familia, de la cena y de los regalos. Porque este año, por culpa del dichoso examen, hemos tenido que adelantar los Reyes. Y, subrayo: no hemos cambiado los Reyes por Papá Noel. Los Reyes, simplemente, se adelantan, pero a nuestra casa no viene Papá Noel :) 

Estas Navidades están marcadas para mí por la proximidad del examen, pero quiero desearos a todos que las disfrutéis en la medida en que el estudio os lo permita. Y a los que tengáis días libres, especialmente. ¡Desconectad y pasadlo bien y empezad el año con las pilas bien cargadas! 

A los que, como yo, os esperan unas fiestas cargadas de temas, agobio y estrés, os deseo que, por lo menos, os cundan al máximo estos días. Y, sobre todo, que el esfuerzo tenga recompensa. 
 ¿He dicho yo antes que los Reyes se adelantan este año? ¡Menudo error! ¡¡Lo que de verdad espero es que vengan la semana del 10 al 16 de enero!! :)

Aquí os dejo mi felicitación navideña. Es, seguro, menos "ñoña" de lo que habría sido si me sintiera un podo más involucrada en las fiestas este año, pero me parece muy gracioso y es apropiado como felicitación bloggera. El texto aparece en portugués, pero seguro que no tendréis dificultades para entenderlo:




¡Feliz Navidad a todos! ¡Un abrazo fuerte!
domingo, 7 de noviembre de 2010

No hay tiempo que perder

¡Hola a todos!

Como ya comenté hace un par de entradas, según el calendario, me toca examinarme después de Reyes, en la semana del 10 al 16 de enero. Eso significa que, contando con que hoy es 7 de noviembre (casi 8), me quedan aproximadamente 65 días para el examen. Yo, calculo que me tocará probablemente el día 12 o 13 de enero. Pero dependerá del ritmo con que sus Señorías regresen de las vacaciones navideñas (¡por Dios, espero que los Reyes se hayan portado bien con ellos y regresen con espíritu navideño!)
En cualquier caso, en vista de que el tiempo vuela y de que últimamente la ANSIEDAD me ha bloqueado hasta el punto de impedirme avanzar, hoy he repasado nuevamente mi planning. Lo he retocado y la conclusión es... ¡QUE NO TENGO TIEMPO QUE PERDER! Tengo, incluso, la sensación de que ya llego tarde. Pero bueno, sólo puedo hacer una cosa: aprovechar el tiempo que me queda.


No puedo permitir que vuelva a ocurrir ni un sólo día más. Pero qué difícil es a veces romper el círculo, ¿verdad? A mí hay una cosa que me descompone y es recordarme a mí misma en situaciones anteriores estando en Madrid, en el hotel primero, en el Supremo después... Luego otra vez al hotel, vuelta al día siguiente... ¡Os aseguro que me supera!
Ayer un amigo me decía que lo relativizara. Y es que es verdad, no es tan importante. Gracias a Dios mi felicidad no depende de aprobar este examen. Ni siquiera de aprobar la oposición. Sin embargo, sirve de poco pensar en eso cuando estás en el Supremo. Una amiga que aprobó el año pasado me decía que ella no lo había pasado nunca tan mal como a las puertas del Supremo. Ni siquiera en una ocasión en que había tenido que pasar por una operación de verdadero riesgo. Es irracional. Es ridículo para cualquiera que no lo haya vivido... Pero eso no es excusa para dejar que los nervios, que la angustia nos atenace. Tenemos que ser capaces de dar lo mejor de nosotros mismos. Tenemos que intentar relativizar, es verdad. Pero, sobre todo, tenemos que intentar no pensar en negativo. Al contrario: pensar en nosotros cantando con seguridad ante el tribunal los temas que mejor nos sabemos, que esos también están en el saco. Imaginarnos saliendo felices de la sala después de haber cantado los cinco temas y luego leyendo nuestro aprobado.

Definitivamente: las mayores trabas no nos las ponen ni los temas, ni el Tribunal... Nuestro peor enemigo somos nosotros mismos y yo llevo meses con altibajos (como todos) pero, sobre todo, llevo meses practicando el autosabotaje de que hablaba Sara en su entrada, allá por el mes de julio. Teniéndolo todo a mi favor, durante bastante tiempo no dejo de ponerme la zancadilla a mí misma una y otra vez. Y esto no puede seguir así. 

Sin embargo, todavía tengo la oportunidad de aprobar este examen. Incluso la oportunidad de aprobar esta oposición. Y tengo que aprovecharla.

Mi plan está hecho, los temas y el tiempo distribuídos. Espero ser capaz de cumplirlo (TENGO que hacerlo). Pero, aun así, si no lo consigo, tengo que lograr, por todos los medios mantener la calma, controlar los nervios, vivir al día y pensar que, aun incumpliendo el plan, se puede aprobar: ¡Sólo hace falta que nos sepamos 5 temas! ¿No es así? :) Y a eso, al menos, espero llegar. ¡Pero el objetivo es, a toda costa, cumplirlo!

Desde hoy voy a intentar por todos los medios centrarme exclusivamente en el plan de cada día. Ni siquiera en el plan semanal o en el plan de cada clase. Sino centrarme en, sea como sea, dejarme la piel por estudiar los temas que tocan para cada día. En dominar cada tema que me estudie. Como si de ese tema y de ese día dependiera el resultado final. Porque, de hecho, de cada uno de esos temas y de cada día de estudio depende casi por completo el éxito de la misión :)

Este año la Navidad, para mí, empezará a partir del 12 de enero aproximadamente. Y no os podéis imaginar lo poco que me apena no participar de las fiestas navideñas "oficiales". La gente me dice "vaya, te vas a pasar las Navidades encerrada..." Y yo me río internamente porque pienso "¿Las Navidades? ¡En marzo hará siete años que estoy encerrada...! ¡Ojalá después de "estas Navidades encerrada" haya algo que celebrar!"

En fin, chicos... ¡mañana a empezar de nuevo!

¡Un abrazo a todos y mucho ánimo con la semana!

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Pichús
Durante los últimos años, OPOSITORA A JUDICATURAS (¡ojalá que por poco tiempo!). Pero en los ratos libres intento seguir siendo YO.
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"Sigue aunque todos esperen que abandones. No dejes que se oxide el hierro que hay en ti. Haz que en vez de lástima, te tengan respeto. Cuando por los años no puedas correr, trota. Cuando no puedas trotar, camina. Cuando no puedas caminar, usa el baston. ¡Pero nunca te detengas!" (Teresa de Calcuta)


"A la larga el éxito es más fácil que el fracaso. Sencillamente, consiste en saber lo que se quiere, en saber hacerlo y en tener la persistencia y la determinación de lograrlo" (B. Bailey)


"Si puedes soñarlo, puedes hacerlo" (Walt Disney)


"Si piensas que puedes, tienes razón y si piensas que no puedes, también tienes razón."


"El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños" (Eleanor Roosvelt)


"El mayor peligro para la mayoría de nosotros no es que apuntemos demasiado alto y no demos en el blanco, sino que apuntemos demasiado bajo y acertemos" (Miguel Ángel)


"No podemos descubrir nuevos océanos a menos que tengamos el coraje suficiente para perder de vista la costa" (Anónimo)


"Los muros existen por alguna razón. Y no es para mantenernos fuera, sino para darnos la oportunidad de demostrar hasta qué punto queremos algo. Y para frenar a quienes no lo desean suficientemente." (Randy Pausch)

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