miércoles, 27 de enero de 2010

I can run fast. But with your help I think I can run even faster.


Aquí estoy otra vez. Aunque, si soy sincera, en estos días ha habido algún momento en que he estado a punto de suprimir el blog porque, ya que nadie sabía de su existencia, nadie lo hubiera notado si lo hubiese desaparecer, y seguía sin estar muy convencida. Pero resulta que una compañera me ha leído... ¡y la verdad es que me ha hecho mucha ilusión! (¡Gracias!) ¡Así que, por ahora, continúo aquí!


En estos últimos días he estado en contacto con una chica que quiere empezar a opositar a final de curso, cuando termine la carrera. Tiene claro que va a opositar a Judicatura y quería referencias de preparadores en nuestra ciudad. Y el caso es que, hablando con ella, he pensado bastante sobre el tema de los preparadores.


Cuando empecé a opositar no me preocupaba mucho la elección del preparador. Mi padre, que también ha sido opositor y preparador, preguntó a un compañero suyo y éste le recomendó a mi actual preparador. Fui a hablar con él y me gustó y después no hablé con ningún otro ni comenté con otros opositores. Simplemente me fié y punto. Entonces no tenía ni idea de la relevancia de la figura del preparador, pero tuve la suerte de dar con el mío. Y no sé si alguna vez aprobaré. Lo que sí puedo decir es que, sin él, probablemente habría abandonado. 


Y es que el preparador puede limitarse a ser alguien que te escucha mientras cantas los temas. Pero también puede llegar a ser mucho más.


Durante la oposición funcionamos por objetivos. El objetivo final, evidentemente, es aprobar y sacar la plaza. Pero antes de llegar ahí, es necesario ir cubriendo etapas, alcanzando objetivos más pequeños. Primero, aprobar el test. Después, el primer oral… y después el segundo. Pero, aun esos objetivos son demasiado amplios como para mantenernos motivados estudiando cada día durante tanto, tanto tiempo. Así que, al menos para mí, es preciso tener metas más pequeñas y más próximas en el tiempo. Y esas metas están representadas por cada uno de los “cantes” en los cuales tenemos que rendir cuentas ante el preparador (y ante nosotros mismos) de lo que hemos estudiado. Y ser capaces de demostrarlo. Por eso mismo, el preparador es alguien que, en gran medida, va a ayudarnos a determinar nuestro ritmo y la estrategia con la que afrontar cada una de esas etapas hasta llegar al objetivo final. Y en ese sentido es fundamental. 
Pero, además, el preparador (un buen preparador) ha de estar en conexión con el opositor no sólo para que rinda cuentas de su estudio. No sólo a nivel “técnico”, sino también a nivel personal. Porque la oposición es larga y hemos de estar "en forma" anímicamente para poder sobrellevarla. Y el preparador puede ayudar mucho al opositor a mantener alta la moral, recordándole cosas que ya sabe pero que a lo mejor no tiene presentes y echando la bronca cuando es necesario. Pero también apoyando, escuchando e, incluso, a veces, consolando. Porque, además de su experiencia como preparador, él también opositó en su día; y nadie entiende a un opositor como otro opositor.


Hay gente que aprueba la oposición sin preparador. Pero también es cierto que en muchos casos el preparador es determinante para llegar a la meta. Está claro que el preparador no es quien saca la oposición, sino que somos nosotros los que hemos de hacer el esfuerzo cada día. Y si no tenemos la capacidad y la voluntad de hacerlo es imposible lograrlo. Evidentemente, ningún campeón olímpico podría llegar a la meta si no tuviera ciertas capacidades físicas. Pero, probablemente, ni siquiera Usain Bolt habría llegado tan lejos de no haber recibido el entrenamiento y la preparación adecuadas. Y es que el opositor, como el atleta que entrena para unas olimpiadas, necesita a ese entrenador que le oriente, que le empuje cuando no encuentra la motivación y que le marque las pautas para sacar de él todo lo que lleva dentro.
Es como en la película de “Carros de fuego”, cuando Abrahams le pide a Sam Mussabini que le entrene para las olimpiadas y le dice algo así como “Yo puedo correr muy rápido, pero con su ayuda puedo llegar a correr aún más rápido. Puede incluso que con usted consiga ser el hombre más rápido.”  


¿Cuál es el preparador perfecto? Todos tienen cosas buenas y cosas malas y el preparador que es bueno para un opositor no tiene por qué serlo para otro.
En términos generales y simplificando mucho las cosas, podemos decir que hay dos tipos de preparador: el “preparador-ogro" y “el comprensivo". 
Para el "preparador-ogro", nada es suficientemente bueno ni nada está suficientemente bien hecho; el opositor siempre podría haber rendido más. No sabe lo que es un elogio. Siempre hay algún "pero" que poner; siempre hay algo que añadir. Si llevas más temas que nunca, le parecerá que aún podías haber llevado más. Aunque hayas cantado un tema estupendo, con todos los artículos y en 15 minutos exactos, encontrará siempre algo que objetar, te dirá que los artículos no has dicho lo suficientemente literales y, si no, cualquier otra cosa que se le ocurra; pero el tema siempre podría haber estado mejor. Si tienes un mal día, te dirá que eres un blando: los opositores no lloran. Si intentas explicarle que ese día llevas menos temas porque te ha pasado lo que sea, te dirá que no hay excusa posible. Y si tienes una mala racha, no tendrá inconveniente en decirte que a lo mejor no sirves para esto. Sé que parece exagerado, pero muchos son así en más o menos medida, y más de uno lo podrá corroborar. Sin embargo, esa actitud no les convierte, ni mucho menos, en malos preparadores. De hecho, hay mucha gente que no podría mantener el ritmo necesario si no fuera con un preparador de esas características. Si no tuvieran un “preparador-ogro” no podrían sacar la oposición. Y no porque no tuviesen capacidad para lograrlo.
Para otros opositores, en cambio, un preparador así no sólo no serviría de ayuda, sino que sería un obstáculo para aprobar la oposición. Porque para muchas personas (yo entre ellas) un preparador así puede llegar a desmoralizar. A mí, personalmente, puede llegar a bajar mi autoestima hasta el subsuelo que siempre me digan que todo está mal, que nunca me digan si he mejorado en esto o en lo otro. No quiero que me digan que lo hago todo perfecto. Al contrario, agradezco las correcciones y que me digan todo lo que pueda mejorar, pero para mí también es importante que me hagan ser consciente de mis puntos fuertes, porque son precisamente los que más me cuesta ver. Y, si mi preparador no me recordase de vez en cuando que también hay cosas que hago bien hace tiempo que habría perdido toda la fe que pudiera tener en mí misma.


¿Es mejor tener un "preparador-comprensivo"? El preparador “comprensivo” es todo lo contrario. Para él, hagas lo que hagas, todo está bien. Si llevas un tema, como si llevas diez no te va a reñir en ningún caso. Si un día llegas y le dices que no has podido estudiar y le cuentas lo que te ha pasado, que has discutido con tu novio, que te ha dolido la cabeza o que en tu casa ha habido algún problema, lo escuchará; quizás te aconsejará, pero nunca te reñirá. Si lloras, te consolará. Y si le dices que no puedes llevar tantos temas como te ha pedido, tampoco se enfadará.  ¿Es esto mejor que lo anterior? Pues puede que en ciertos aspectos sí, pero puede ser un arma de doble filo si esa permisividad permite al opositor dormirse en los laureles. Es importante que nos motiven, desde luego, pero de poco sirve que estemos contentos, animados y con la autoestima alta si permanecemos estancados. Porque, a la larga, lo que importa son los resultados. Y para lograrlos es necesario creer en nosotros mismos, pero no basta con eso.


¿Cuál es entonces el preparador adecuado? Pues, en mi opinión, el buen preparador es el que es capaz de “apretar” y “aflojar” en función del opositor y del momento por el que está pasando. El buen preparador es el que se preocupa realmente por el opositor y el que, una vez lo conoce, es capaz de conseguir que rinda todo lo que es capaz de rendir, de exigirle a cada opositor todo lo que es capaz de dar, sin conformarse con menos y sin exigirle más de lo que puede hacer en cada momento. El que valora sus logros y hace que el opositor sea consciente tanto de sus propios defectos y puntos flacos como de sus cualidades y sus avances. El buen preparador mantiene lo más alto posible el nivel de exigencia, pero también cuida del ánimo y la autoestima del opositor.


Es complicado, desde luego. Y, como el preparador perfecto no existe, nosotros hemos de intentar mantener la cabeza fría, ser objetivos y suplir sus deficiencias. Quiero decir que si nuestro preparador nos echa una bronca y sabemos que realmente se equivoca o que no está valorando el esfuerzo que realmente hemos hecho, o que no es consciente de que estamos pasando por un mal momento, no podemos dejar que esa regañina nos afecte y nos desanime. Y, al contrario, si nuestro preparador tiende a disculparnos siempre y a exigirnos menos de lo que nosotros sabemos que podemos dar, hemos de ser conscientes de ello y tratar de ponerle remedio, porque  de nada sirve engañarnos a nosotros mismos.


¿Cómo podemos saber si estamos eligiendo al preparador adecuado? Supongo que es difícil saberlo antes de empezar, porque lo primero de lo que no somos conscientes cuando empezamos a opositar es lo que va a suponer la oposición para nosotros ni cómo vamos a reaccionar ante ciertas cosas porque nunca antes nos hemos encontrado en situaciones parecidas. Pero yo creo que sí que es necesario que, al menos en cierta medida, conectes con él y te inspire la suficiente confianza como para hacer todo lo que te diga y ponerte “en sus manos”.
En cualquier caso, si pasado el tiempo ves que no acertaste con la elección o que necesitas algo diferente de lo que necesitabas cuando empezaste, recuerda que  el preparador es, en definitiva, tu entrenador. Y lo mismo pasa, por ejemplo, con los equipos de fútbol: cuando la cosa no marcha no siempre es porque el equipo no sea bueno. De hecho, a menudo el cambio de entrenador es el punto de inflexión necesario para que el equipo despegue, remonte y salga a por todas. Y, en definitiva, eso es lo mismo que hemos de conseguir nosotros: poner toda la carne en el asador y, con la motivación y la técnica necesarias, ¡salir a ganar…!

8 comentarios:

BESEISDOCE dijo...

Ilustrativa foto de Carros de fuego... Fue mi película favorita durante años... Luego vinieron otras, claro ;-)
Ánimo y adelante en tu carrera particular !!!!!

Pichús dijo...

Aunque parezca mentira, "Carros de fuego" ha sido para mí un "redescubrimiento" reciente. La había visto ya varias veces, pero hace relativamente poco tiempo la vi de nuevo, supongo que con otros ojos, y disfruté de cada escena. De hecho, nada más terminar de verla, me la volví a poner (aunque no entera) con los comentarios del director. Igual más adelante vuelvo a escribir sobre ella, ya veremos... :)

Luisa dijo...

Holaaaa!!! Me ha gustado mucho la entrada, yo no soy una experta, pero aun con eso, pienso lo mismo que tú. Y también soy de las que no les gusta que la flagelen, como ya te dije, para eso ya estoy yo,que siempre tengo remordimiento de conciencia, cada vez que me tomo un descansito! Así que estoy muy contenta de mi preparador (nuestro) por que no voy con miedo (al menos no mucho, jaja) al cante, voy pensando que al menos me dará la oportunidad d explicarme!

En fin, te deseo muchíiisma suerte con el Blog, que te lean mucho porque lo mereces y las entradas están muy bien; y que tengas muchisima suerte en todooo lo demas, lo único que me da "pena" es que este blog de opositora no durará mucho, porque sin duda este es tu año!!! Ve preparando las maletas, la ilusion y todo, porque en junio de 2011 estás camino de la escuela (o de un viajecito por ahí, jeje)! Un besoteeee!

Luisa dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Luisa dijo...

Ah, lo del viajecito no lo decía por un posible suspenso, que ahora que lo he vuelto a leer me ha parecido que daba lugar a malinterpretaciones. Lo decía porque cuando apruebes lo tendrás que celebrar y lo mejor es irse por ahí, a descansar y a desestresarse...te recomiendo....el norte te parece bien¿??? ;)

Pichús dijo...

¡¡Eres un solete, Luisa!! Gracias por los ánimos, ojalá haya suerte... ¡Tú también, muchísima fuerza! Ahora todavía no ves el fruto de todo el trabajo que estás haciendo y eso desmoraliza un poco, pero ya verás como cuando acabes esta vuelta notarás un cambio en positivo. Fácil no es nunca, ni al principio ni cuando pasa el tiempo... Pero aprovecha la energía de esta primera época para meterle toda la caña del mundo sin pensar más allá. Esta vuelta es super importante. No importa si vas un pelín más lenta: lo importante es que machaques muy bien cada tema. ¡Ya verás como irá muy bien! Cuenta conmigo para lo que quieras.
Y tranquila, lo del viajecito lo había entendido desde el principio... :)
¡Un beso fuerte!

Anónimo dijo...

hola: pues a mi me ha gustado tu blog y me encanta saber que no estoy sola en este camino que a veces se hace demasiado largo, con muchas cuestas y muy gris...es muy bueno compartir los mismos miedos, inquietudes con gente que puede comprenderte y ponerse en tu piel...así que todos estos blogs me dan una nota de cordura en esta locura de tardes que tengo cuando estudio...
por otra parte ANIMARTE DESDE AQUÍ porque vas por muy buen camino, tengo una amiga actual magistrado que aprobó tras 8 años y ella siempre lo dice: menos mal que no me lo dejé e insistí, ahora otra vez volvería a hacerlo...
y además ya sabes eso de que los grandes sacrificios luego sus resultados son los que más se disfrutan así que desde aquí te animo a seguir por esa buena marcha(ya veo que has llegado hasta el segundo)...

yo ahora estoy en una crisis de esas de: esto es imposible, además es un bodrio y no puedo soportarlo (porque además de aptitudes varias(memoria, oratoria, rapidez de cabeza, etc) se necesitan también cualidades de carácter básicas como LA CONSTANCIA, LA PACIENCIA Y EL EQUILIBRIO...y ufffffffffff, cuesta! pero desde aquí nos iremos animando...
besos y no nos dejes...te seguiré leyendo...

Pichús dijo...

¡Gracias a ti, Anónimo! Gracias por participar, porque leeros también me hace sentir muy acompañada.
Y muchas gracias por los ánimos. La verdad es que no sé si voy por buen camino o no, pero hago lo que puedo... Tú no desesperes. Piensa que ninguno tenemos todas esas esas cualidades básicas que dices (la constancia, la paciencia y el equilibrio)... Aunque todos hacemos esfuerzos constantes para cultivarlas. Y, aunque siempre se falla en algo, no hay que perder la calma. Lo importante no es hacer las cosas perfectas, sino hacerlas lo mejor posible en función de nuestra capacidad y de nuestras circunstancias. ¡Así que mucho ánimo!
Espero seguir leyéndote por aquí a ti también, para mí es un honor que leáis mis "rollos", y que participéis en ellos más aún!!
¡Un abrazo y gracias de nuevo!

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Durante los últimos años, OPOSITORA A JUDICATURAS (¡ojalá que por poco tiempo!). Pero en los ratos libres intento seguir siendo YO.
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"Sigue aunque todos esperen que abandones. No dejes que se oxide el hierro que hay en ti. Haz que en vez de lástima, te tengan respeto. Cuando por los años no puedas correr, trota. Cuando no puedas trotar, camina. Cuando no puedas caminar, usa el baston. ¡Pero nunca te detengas!" (Teresa de Calcuta)


"A la larga el éxito es más fácil que el fracaso. Sencillamente, consiste en saber lo que se quiere, en saber hacerlo y en tener la persistencia y la determinación de lograrlo" (B. Bailey)


"Si puedes soñarlo, puedes hacerlo" (Walt Disney)


"Si piensas que puedes, tienes razón y si piensas que no puedes, también tienes razón."


"El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños" (Eleanor Roosvelt)


"El mayor peligro para la mayoría de nosotros no es que apuntemos demasiado alto y no demos en el blanco, sino que apuntemos demasiado bajo y acertemos" (Miguel Ángel)


"No podemos descubrir nuevos océanos a menos que tengamos el coraje suficiente para perder de vista la costa" (Anónimo)


"Los muros existen por alguna razón. Y no es para mantenernos fuera, sino para darnos la oportunidad de demostrar hasta qué punto queremos algo. Y para frenar a quienes no lo desean suficientemente." (Randy Pausch)

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