¡Hola a todos!
¿Cómo estáis? Aunque parezca mentira, desde el examen y el comienzo de las vacaciones, es la tercera vez que me siento delante del ordenador para empezar una entrada. Espero que, por fin, ésta vea la luz.
Esta temporada no ha sido fácil. Para no mentir, las vacaciones fueron estupendas. Desconecté, descansé, hice muchísimas cosas... Y, por supuesto, fui al cine todas las veces que pude. Sin embargo, la vuelta a la realidad fue como una bofetada. Mi sensación el día que volví a coger los temas fue la de "soy un fraude". Sentí que no podía con ello. Que, si no había aprobado, era porque no merecía conseguirlo. Mi sensación fue la de que, en realidad, no me sabía ni un tema del programa. Y, aunque en realidad sé que no es así, todavía no he conseguido quitarme esa losa de encima. Y esa sensación ha desembocado en una apatía que no es normal en mí. Siento que no puedo con ello.
Mi preparador, mi padre y todos los que me conocen dicen lo contrario. Dicen lo mismo que creía yo hace dos meses: que puedo con ello, que la mayor parte del esfuerzo está hecha y que hay que seguir adelante como sea. Pero esto es un camino largo. A veces, con baches que se hacen eternos y, por mucho que razonemos y por mucho que nos digan, no es tan fácil seguir adelante.
Sin embargo. Tengo que ponerle punto final a esta mala racha. Mi novio, últimamente, no deja de preguntarme en qué me puede ayudar. Pero soy yo quien tiene que hacerlo. Los demás pueden ayudar estando ahí, pero es uno mismo el que tiene que hacerlo, que reunir fuerzas suficientes para salir de la cama cada día y coger el todo por los cuernos. Y yo, hasta ahora, estoy viendo pasar los días por delante de mí sin conseguir avanzar en nada. Agobiada, malhumorada y tristona. Y lo peor es ¡que no tengo motivos!
Muchos lo sabéis y a los que no, os informo ahora: este verano me caso :))
Cuando pusimos la fecha de la boda, hace ya un año, sabíamos que, llegado el momento, podía ocurrir que hubiese aprobado la oposición o, podía ser, como ha ocurrido, que siguiera en la misma situación. Sin embargo, necesitaba dar ese paso, saber que la vida sigue, y que iba a seguir igual aunque no hubiese conseguido aprobar. El tener tomada esa decisión ha sido muy importante para mí. Me ha ilusionado muchísimo y ha resultado muy alentadora en muchos momentos. Porque, pese al fracaso en la última convocatoria, veo que hay cosas estupendas en mi vida. En definitiva, aunque sea repetitivo: que la vida sigue y no se limita, ni mucho menos, a la oposición.
Lo que no me esperaba es que, llegado el verdadero bajón, el bajón de la vuelta al estudio, ni siquiera la perspectiva de la boda consigue animarme. La vida sigue, es verdad. Y con cosas muy buenas. Pero no consigo evitar que me vengan pensamientos negativos a la cabeza constantemente. Pienso que no lo voy a conseguir y que, encima, me voy a encontrar con treinta y tantos, sin haber ejercido en mi vida y sin saber hacer la "o" con un canuto. Y todo por lo de siempre: la falta de fe. Sobre todo, la falta de fe en mí misma, claro. El
autosabotaje puede ser una fuerza muy poderosa, pero hemos de saber reconducirla para jugar a nuestro favor y no en nuestra contra. No puedo seguir tirando piedras sobre mi propio tejado.
Hay que volver a atreverse, lanzarse y confiar, aun sin saber cuál va a ser el resultado final. Porque existe la posibilidad de que me estrelle, es verdad, pero también puede ser que consiga aterrizar sobre mis propios pies. Y si no me lanzo, es seguro que no lo conseguiré. Hay que echarle un par de ovarios a este tema. Aunque cueste. Estoy cansada psicológicamente. Muy, muy cansada.
A veces son muy fuertes las ganas de tirar la toalla... Y aumentan a cada año que pasa. Pero tengo que volver a intentarlo. Intentarlo de verdad. No puedo dejar que los días vayan pasando de largo uno tras otro, escapándoseme de las manos, vacíos, cuando podría estar sacándoles mucho partido.
Y, como he tomado esta decisión, la decisión de
"coger el toro por los cuernos", tenía que plasmarla aquí. Porque, aunque pueda parecer que tenía el blog olvidado, no es así. El silencio de este tiempo se corresponde al cien por cien con mi estado de ánimo. Pero "ya está bien" también de tanta sequía bloggera.
Justo el día que escribí la última entrada hacía un año que había inaugurado este blog. Y, durante este año, el blog ha sido para mí algo muy bueno. Recuerdo que Jaspe me lo dijo en su día: que el abrir el blog me iba a reportar muchísimas cosas muy buenas. Y ha sido así. Me habéis aportado muchísimo con vuestros comentarios, con vuestras experiencias, con vuestros ánimos... Y me ha servido también en gran medida para aclarar las ideas. Para plasmar pensamientos que, a veces, es muy bueno sacar fuera. Me ha servido, incluso, para comprometerme más firmemente a cumplir objetivos. Y por eso hoy vuelvo a escribir aquí: porque, aunque mañana o pasado no me cundan como debería, estoy decidida a emprender un nuevo comienzo. A coger el toro por los cuernos y a salir del bache como sea. Si después de eso no salen bien las cosas, entonces ya veremos. Pero pueden salir bien y tengo que apostar por ello.
Gracias a todos los que habéis estado ahí conmigo todo este tiempo. Antes y después del examen. En persona, por teléfono o a través de internet. Y gracias a todos los que lleváis leyéndome pacientemente durante este año, escribiendo y haciendo posible que este Cajón Desastre siga adelante :) Así que, aunque sea con retraso, ¡feliz cumple-blog a todos!