¡Hola a todos!
Montones de veces durante estas semanas he pensado que me apetecería escribir en el blog, pero no tengo hueco.
Estoy trabajando bastante duro (con mis días buenos y mis días malos, como es normal). Pero, sobre todo, estoy tratando de luchar contra mí misma. Parece una broma, pero es así. Es increíble hasta qué punto a veces somos capaces de convertirnos en nuestros propios enemigos.
Durante estos años nunca he cantado un sólo tema delante del tribunal. He ido tres veces al Supremo. Seguro que ya os las sabéis de memoria pero os las cuento de nuevo :)
La primera vez, realmente, iba con muy pocas posibilidades. Saqué las bolas y me levanté.
La segunda vez iba mejor que la primera, pero llevaba algunos temas muy antiguos que sabía que, si salían, directamente no había nada que hacer. Y, de los cinco, me salieron cuatro temas estupendos, de esos que escigerías si te dieran a elegir. Pero el segundo tema era uno de esos que en aquel momento resultaba indefendible. De esos que sabes que, si salen, te levantas. Sé que no podía haber hecho nada con aquel tema, eso lo tengo claro. En aquella situación podía cantar el primer tema y luego retirarme o bien retirarme directamente. Pero es que me fastidió tanto tener cuatro temas tan estupendos y que hubiera uno que no tenía por dónde coger... Que cantar el primer tema (concretamente, el primero de los temas del Poder Judicial) para luego decir adiós me daba muchísima rabia. Así que me retiré sin más. Y seguramente eso lo hice mal: tenía que haber cantado aquel tema. El resultado hubiera sido el mismo, pero probablemente yo me hubiera sentido mejor.
La tercera vez... ¡a ver qué pasa! No sé cómo voy a llegar al día del examen. No sé si cumpliré mi plan (espero que sí) ni si, aun cumpliéndolo, me sabré los temas suficientemente bien como para aprobar.
Lo que sí sé es que, si no soy capaz de recuperar (o encontrar) la confianza en mí, volveré a irme con las manos vacías. Porque últimamente (hace ya tiempo) me encuentro muy bloqueada en el momento de cantar. Antes no me ocurría... Pero ahora hace tiempo que sí.
Voy al preparador, él decide qué temas me toca cantar y me hago los esquemas. No sé vosotros pero en los esquemas (además de la estructura del tema y alguna palabreja clave) suelo apuntar el número de los artículos. Pero empiezo a cantar con miedo, convencida de que llegado el momento clave me voy a quedar en blanco. Dudando si, cuando llegue a cada uno de esos números, mi cabeza y mi lengua se coordinarán y seré capaz de recordar el contenido del artículo y cantarlo de corrido, tal y como he sido capaz de hacerlo en casa. Y el miedo no es buen consejero. Bloquea. Y, si empiezo pensando que cuando llegue al artículo X me voy a quedar sin saber que decir, es altamente probable que ocurra. De hecho, artículos que podría cantar sin ningún tipo de duda, que me sé de corrido desde hace años, simplemente no "salen" cuando me encuentro en esa situación de "bloqueo mental".
Otras veces, a pesar del miedo, sí soy capaz de seguir cantando, pero lo hago convencida de que lo que estoy diciendo no es correcto, de que me estoy "inventando" los artículos. Y, lo que en una simple clase, con el preparador, supone simplemente parar el cronómetro y decir "la estoy fastidiando, mejor lo dejamos", ante el tribunal es un "con la venia del Tribunal, quiero retirarme".
Y eso NO puede ser.
Porque, entre otras cosas, mientras canto no puedo ser objetiva. No puedo saber si "desde fuera" el tema que estoy cantando se ve tan mal como lo veo yo "desde dentro". Pero el hecho es que mientras estoy cantando, cuando las cosas no salen como yo quiero, lo único que veo es que estoy haciendo un auténtico desastre, sea o no verdad. Y lo manifiesto externamente, además de que voy saboteando mi propia exposición. Mi preparador dice que a veces, incluso, se me nota en los gestos, llegando incluso a decir "no" con la cabeza mientras canto el tema y miro mi esquema. Y es que, es un hecho: continúo cantando el tema pero, mientras tanto, me digo a mí misma "lo estás haciendo fatal", en lugar de decirme "¡venga, que estás aguantando como una jabata!".
Y, para colmo, muchas de esas veces, ni siquiera lo estoy haciendo tan mal como a mí me parece. Ayer mismo, cantándole un tema al preparador, lo que yo creía que había sido un artículo "inventado", una auténtica realmente había sido un precepto dicho con total literalidad. Y, después de vacilar en varias ocasiones, paré el cronómetro y tiré la toalla.
"¡No puedes hacer eso! ¡No puedes levantarte! Cuéntales una milonga si es preciso, sigue aunque sepas que estás metiendo la pata pero ¡NO TE LEVANTES!" Algo así me dijo mi preparador ayer...
Y me dijo más cosas, claro, porque mi preparador no es de esos que te echan la bronca y se quedan tan anchos. Entre otras cosas, porque sabe que yo misma ya me voy a quedar "flagelándome" bastante después del fracaso y lo último que necesito es que me apedreen más.
"Tienes que creer en ti (frase repetidísima por mi novio durante los últimos años), has trabajado y tienes derecho a que el Tribunal te escuche. Y tú tienes que jugar a tu favor. No puedes ir al tribunal diciendo "no me lo sé". Al contrario. Tienes que sacar lo mejor de ti, recrearte en las partes del tema que mejor te sabes y pasar de puntillas por aquellas en las que flojeas. Aguantar los cinco temas como sea. Tienes derecho a que te escuchen, tienes que hablar y que hacerlo con la cabeza bien alta. Y, hecho eso, que sean ellos quienes juzguen. Tú no puedes a la vez cantar el tema y juzgar si lo estás haciendo bien o mal. Al contrario. Lo que tienes que hacer desde el momento en que entras por la puerta es representar un papel: el del opositor que domina el programa. No puedes dar otra impresión.
Y, desde luego, no te juzgues a ti misma mientras cantas el tema. No puedes ser Juez y parte simultáneamente. Entre otras cosas, porque no eres imparcial. Y, precisamente tú, tiendes a juzgarte con un rigor que, probablemente, no utilizarías para el resto..."
Todo eso es TAAAAN cierto... Pero... ¿cómo puedo hacer para conseguirlo? Lo de poner cara de poker se me da fatal (todos los que me conocen lo saben). Aun así, eso se puede practicar, supongo.
Pero, lo de aumentar realmente la confianza en mí misma es algo que, de verdad, no sé cómo conseguir. Mi preparador dice que no puedo ir allí con la actitud del que implora clemencia, sino con la actitud del que exige justicia. Entre otras cosas, porque he trabajado duro y me lo merezco, aunque sea por antigüedad :)
¡Y sé que tiene razón! Lo que no sé es cómo conseguirlo.
La confianza en uno mismo que va mucho más allá de la oposición en sí. No es algo que se improvise, desde luego. Y tampoco tengo muy claro cómo "trabajarla".
Pero el caso es que durante la primera época de la oposición no era así. Era capaz de cantar un tema aunque no sintiera que lo estaba dominando; de aguantar hasta el final. Y de cantar con mucha más contundencia y seguridad. Supongo que han sido muchos años de esfuerzo sin fruto. Y eso, al final, hace que pierdas un poco la fe en el resultado e incluso en ti mismo. Esa es mi teoría pero, sea como sea, habrá que romper el círculo, digo yo.
Hay gente a la que le falta confianza en su capacidad para relacionarese con los demás, hay gente que le falta confianza en su vida laboral... ¡Y hay gente que se cree que es mejor que nadie en cualquier aventura en la que se embarca!
Lo ideal, en mi opinión, es tener una visión lo más realista posible de nosotros mismos. Tenemos que conocer nuestros puntos débiles para tratar de mejorar e incluso, de disimularlos cuando haga falta. Y saber también cuáles son aquellas cosas en las que verdaderamente somos buenos. Aquello en lo que podemos despuntar. Ser consciente de que valemos. Potenciarlo. Y demostrarlo.
En fin, seguiremos trabajando en ello. Entre tanto... Lo que sí sé que tengo que poner en práctica en cada tema es lo de "no levantarse", continuar hasta el final aunque salga un desastre de tema. Pero aguantar el culo pegado a la silla caiga quien caiga. (Luisa, ¿no me ibas a regalar tú un tubo de super-glue?) ¿alguna otra sugerencia?
Espero que vosotros estéis bien. Durante estos días ha habido de todo entre los compañeros. Aprobados merecidísimos, de esos que celebras de corazón, casi como si fueran tuyos. Y también algún suspenso de personas que, lo último que yo pensaba, era que fueran a caer en este examen. Desde aquí, otra vez, enhorabuena a los aprobados. ¡Y, otra vez, muchísima fuerza al resto!
Ya seguiré escribiendo. Si desaparezco un poco, no os preocupéis. A lo mejor la semana que viene hay una entrada nueva. Pero con el examen a mes y medio es complicado escribir. Incluso aunque haya mucho que decir.
¡Un abrazo a todos!